Como cada lunes os traemos nuestro Flame of the Week, ese disco destacado que os recomendados encarecidamente cada semana. En esta ocasión "El Diálogo Interior" de Hiagen es el protagonista, un disco que no os dejará indiferentes.

¿A qué esperáis para descubrirlo?

 

 

El que la sigue la consigue es una expresión que con destreza acierta al detallar una realidad que se puede extrapolar en diversos contextos. Si bien se suele utilizar como frase motivadora para dilemas románticos, lo cierto es que refleja cómo la perseverancia a la hora de conseguir un objetivo es la mayor de las armas, y con esto hago referencia al grupo nacional Hiagen, una formación asentada en Madrid que se ha encontrado con verdaderos muros que dificultaron su camino; sin embargo, aquí siguen al pie lanzando su, asombrosamente genuino, tercer álbum.

“El Diálogo Interior” es un catálogo de géneros y sonidos que presumen de pureza cualitativa, haciendo escaparate de sus virtudes por todas las canciones haciendo del álbum una obra incatalogable (excusadme la redundancia pero me pareció necesaria esa irónica descripción).

La portada parece fortalecerse en la estética anacrónica del vaporwave, mientras utiliza el impacto visual de un estudio teórico sensato. Es con esta introducción ilustrada, en la que se implican modelos geométricos, puntillismo estelar y texturas de tonalidades opacas, la vía por la cual la banda nos hace entender que existe un aire indefinible que envuelve a su música y que tiene una profundidad conceptual tan amplia como la que alberga la carátula.

Guitarras que multiplican sus riffs en un cubículo tetradimensional, tan inspiradas y libres en expresividad que despiden ráfagas sonoras de interminable longitud, de la misma manera que otras bandas de post-rock han llevado a cabo para defender su estilo (reminiscencias de los japoneses Mono se despertaron ya desde el inicio con “La esquina segura”). Batería gentil que no se desmide y sabe recalcar el ritmo que se apodera del nerviosismo de las piernas, y una sintetización tan grácil en sus texturas que ensalza la pasión por el artificio contemporáneo.

Sosteniendo la tensión con el énfasis progresivo es cómo la banda provoca un continuado cautiverio de nuestra atención. Rock, en todas sus fantásticas modalidades, ambientación y el regusto exquisito y moderno de lo que puede ser un precursor del sluge metal atmosférico (simplemente, hay partes que me recuerdan a los inolvidables Callisto) y mucha, mucha, proliferación de la tenacidad melodiosa que convierte a la música en un valor universal.

Las letras tergiversan la sencillez y profesan el encanto lírico, expresada con desempeños graves, corales, masculinos o femeninos, y de armonía en la mezcla. No podría sino ser el castellano la herramienta dialéctica que han utilizado para alcanzar ese carisma absoluto con el que aspiraban germinar en los oídos del oyente.

No existe autocomplaciencia en ninguna de las piezas y el resultado del arduo esfuerzo de la banda se vislumbra como una exaltación infinita de lo atmosférico. El ritmo global, la línea sinuosa que sube y baja según surge la pasión o la serenidad, está estructurada en un marco compositivo total; es decir, todos los temas están hilados y forman una unidad que, convenientemente, se ha fragmentado para el agrado de aquellos que aún no soportan maratones auditivos.

Como oyente empedernido, curtido en el ocultismo musical, no suele producirse en mí un estado de incertidumbre. Un álbum es, en la mayoría de ocasiones, tal y como se muestra pese a sus entresijos compositivos, por muy imponente que pueda suponerme su muro sonoro; sin embargo, de vez en cuando surge un enigma melódico que no se puede escudriñar en su primera escucha. Una suerte encontrarse con tal maravilla.

Hiagen y su tercer trabajo han logrado ponerme en jaque tal y como muy pocos supieron dominarme en mi constante melomanía. Kayo Dot, Devil Doll, Aluk Todolo… todos identificables como apóstoles del ingenio y maestros de las notas y, ahora, Hiagen se muestra como uno más de ellos. Son mensajeros, heraldos, de lo artístico.

 

Tracklist:

  1. La esquina segura
  2. Manual para no hacer nada
  3. Como el Tío Gilito
  4. Pilotos de pruebas
  5. Un descenso al Maelström
  6. El Mar de los Sargazos
  7. Material escolar
  8. La calidad del sueño
  9. A la luz de los hechos
  10. Resolución
  11. Algún buen final tiene que haber

 

Hiagen son:

Edgar Soberón – Guitarra y voz
David Fdez. Darwin – Batería
Rodrigo Tellez – Bajo
Carlos Ramirez – Guitarra
Ignacio Lopez-Rufián – Guitarra
Silvia Fdez. Cociña – Sintetizador

 

Nota: 9.5 / 10

Review realizada por Nui