“La Vida Menloquece+” es el último disco de Niño Mandarina, un álbum que no parece haber convencido en absoluto a nuestra redactora Miriam.

¿Quieres saber por qué?

 

 

He de confesar que hace un par de meses llegó a mis oídos “Calles quebradas”, el primer single de esta reedición de “La vida menloquece+” de Niño Mandarina y el veredicto fue bastante negativo; rimas fáciles, melodías simplonas y unas guitarras de “rock” destacables sobre el resto de la composición. Quizá fuera porque no es algo que parezca terminar de encajar dentro de la bomba discográfica que está suponiendo Rock Estatal Records. Sin embargo, por algo han fichado por ellos, y eso es algo que trataremos de averiguar a lo largo de los nueve temas restantes (más un bonustrack).

El ritmo se acelera para presentar “Caramelo de anís”, un tema más swing que quiere sonar a clásico rock de pero que no logra pasar en un intento de John Travolta quitándose la chaqueta para cantar su “Greased Lightning”. Las guitarras vuelven a entrar en escena, esta vez para interpretar “Fa sostenido” e intentar así crear un homenaje a Fito Cabrales que se queda, una vez más, en algo que podría pero no consiguió. Un bonito detalle hacia el “alucinante” Platero pero que no consigue tampoco dar nada más allá de un fino solo de guitarra.

La homónima se nos viene encima y si “La vida menloquece” se ha merecido dar nombre a todo el trabajo, por algo será. O al menos así suele suceder. Volvemos a cambiar de estilo, esta vez queremos hacer country. Pero igual nos quedamos con una sutil reverberación del clásico infantil que nos canta sobre granjas y tíos Tom. Una melodía que podría haber dado para mucho más pero que retoma una letra excesivamente vacía de contenido. Resulta tímidamente divertida, eso sí. “Ojos de membrillo” frena en seco este atisbo de simpatía y se sumerge en la intimidad con un ritmo más acústico e incluso más radiofórmula. Vuelve a quedarse en el constante intento que compone este disco, pero no consigue aportar nada nuevo, se encierra en la rima fácil sobre melodías apagadas que, sí, están limpiamente ejecutadas, pero no logran transmitir nada más allá de su función de acompañamiento.

El pop rock ese que tanto se menciona en el panorama musical español se ha instalado en nuestros oídos y para recordárnoslo está “Demonios sin piel”, que no aporta nada diferente al corte anterior. Niño Mandarina quiere acercarse a Extremoduro en su intento por simular un punteo inicial al más puro estilo “Standby”. Pero terminan quedándose en algo parecido a Pignoise. Solamente que aquí no hay una serie de televisión que les catapulte al éxito adolescente. “Como siendo yo mismo” toma fielmente el testigo de su antecesora aunque, acertadamente, ofrece un mayor protagonismo a la batería, con un solo de guitarra y platos inicial que se come por completo no solo al resto de la canción sino también al resto del disco. “Que final más tonto” pierde de nuevo todo lo que se había ganado con la anterior pero se hace una escucha bonita y destaca una vez más la destreza guitarrística del grupo solo apta para todos aquellos que busquen calma en un disco que anuncia rock.

Algo más internacional se vuelve “Last call to revolution” que, a pesar de poseer un nombre en inglés, está cantada en castellano. Versión low cost de AC/DC que, obviamente, hace tomar protagonismo a lo que saben que dominan: las guitarras. Por primera vez podemos destacar un giro rítmico avanzado el hemisferio y una letra que llama a la revolución. La mejor canción del disco, sin duda. Si faltaba algún palo por tratar de tocar, además del desapercibido rock, era el ska. No se preocupen, señores, “Lady bim bom bam” está aquí para intentarlo y dejarte completamente helado con este tipo de experimento erróneo de fusión de influencias. Carlos Tarque, líder de M Clan, será la sorpresa que Niño Mandarina tiene oculta en su bonustrack “La piel del demonio”, revisión de “Demonios sin piel” en la que se incluye la voz del amante de Carolina.

Algo no va bien cuando cada corte de un disco recuerda a canciones de otros artistas, más que nada porque significa que el grupo en cuestión no ha logrado conseguir un estilo propio y eso terminará por sepultarlos. Niño Mandarina ha creado un redondo simplón que, efectivamente, no comprendo por qué ha sido elegido por Rock Estatal Recods. En definitiva, como dicen los cocineros modernos, a esto le falta rock and roll.

 

Tracklist:

  1. Calles quebradas
  2. Caramelo de anís
  3. Fa sostenido
  4. La vida menloquece
  5. Ojos de membrillo
  6. Demonios sin piel
  7. Como siendo yo mismo
  8. Qué final más tonto
  9. Last Call to revolution
  10. Lady bim bom bam
  11. La piel del demonio (bonustrack)

 

Niño Mandarina son:

Peter – Voz, guitarra y bajo
Isman – Voz, guitarra y bajo
Dani Benito – Guitarra
Dodi García – Batería

 

Nota: 2’75/10

Review realizada por Miriam