A finales de octubre disfrutamos de una nueva edición del Niwala Fest en Alicante, con un cartel compuesto por Sylvania, Sovengar, Bostok, Animals de Séquia y Ángulo Inverso. Allí enviamos a JuanF y hoy nos cuenta cómo fue la noche.

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Ya empieza a ser tradición esto de acudir anualmente al festival Niwala en Alicante. Black Heaven ha conseguido hacer de este nombre un evento de culto junto a su hermano Storm Metal. Muchas veces se debate sobre la desaparición de la cultura del metal, pero mientras haya gente como Nadher y su equipo, hay esperanzas en el circuito.

Ya conocen de primera mano lo complicada que es la ciudad alicantina y el sábado 26 de octubre hicieron oídos sordos a los prejuicios y plantearon un cartel de lo más interesante que mezclaba el talento local de bandas como Bostok o Animals de Séquia con el metal alternativo de Ángulo Inverso y el sonido consagrado de Sylvania y Sovengar. Y con todo esto, al salir de trabajar, tocaba marchar directamente a la Sala Babel para no perderme a unos Ángulo Inverso que habían comenzado ya.

Solo pude ver la recta final de la actuación de los madrileños, y eso incluía que me había perdido también la consumición gratis que ofertaban con la entrada. Sí, lo tienen pensado todo. Tras leer esto, te estás arrepintiendo de haber faltado. Lo sé. Volviendo al concierto, lo más reseñable de lo visto fue las ganas que le echa su vocalista Juanjo Carrasco, con ímpetu de acabar tirándose al público por su situación al límite del escenario. Disfruté de sus dos últimos temas: “Crisálida” y “Géminis”. Presentaban su más reciente álbum “Insania”, publicado este verano, y ya lo defienden a la perfección en directo. Su propuesta se basa en un metal alternativo rudo pero controlado que caló hondo en los fieles asistentes que apoyaron el evento desde el minuto uno.

Ángulo Inverso llegaron al sur del País Valencià sin olvidarse de su primer trabajo discográfico “Pangea” publicado en 2016 e incluyeron en su setlist “VII”, una infiltrada entre canciones de nuevo cuño. Empezaba muy bien el festival, destruyendo la norma no escrita de los locales primero, pero los segundos sí. Pasaron de lo alternativo a la garra. Los siguientes en salir al escenario eran los renovados Bostok.

Reseñados en otras ocasiones en esta página, esta vez toca hablar de renovación en todos los niveles. Por suerte, y sin darnos un susto de grandes dimensiones, siguen preservando su mítica #MetalConga. Pero vamos a empezar por el principio, hablando del cambio de vestuario al rojo y negro. Atrás han dejado las camisas blancas y tirantes negros, le han dado una vuelta de tuerca a su imagen incluso en su propio logo. También en la formación, pues Sergio Jaén ha dejado su puesto como vocalista y el testigo lo ha recogido Oscar Salcedo (Malson). Sin embargo, su anterior frontman no quiso perderse el concierto para ver y disfrutar de la que fue su casa durante tanto tiempo.

Como si bufones del circo de los horrores se tratasen, salieron al escenario con la familiaridad y el cachondeo que proporcionaba la intro de Las Tres Mellizas para, tras un giro de guion, descargar toda su rabia con su metal extremo de tintes melódicos. Fue una actuación con sorpresas en forma de canciones misteriosas de las que nada se sabe, pero que sonaban muy duras en su estreno. Aparte de esos temas que, esperemos, se conviertan en un futuro disco de los de Castalla, pudimos disfrutar de momentos graciosos como las interpretaciones fugaces de los soundtracks de Vaca y Pollo y Ed Edd & Eddy. Dos píldoras de nostalgia que se disiparon con temazos de la talla de “Dichotomy”, “Angels” con un plus del “Derroche” de Ana Belén, y la imperial “Demons” con su ya más que sabido giro hacia El Libro de la Selva. Tras la conga, esta vez con confeti incluido, hicieron un amago de “End Is On You” que el recorte de repertorio no ayudó a degustar. Finalizaron por todo lo alto, con una invitación a V, vocalista de Mind Driller, para cerrar con otra de esas canciones misteriosas. Seguro que será todo un hit en cuanto la saquen oficial.

En resumidas cuentas, Bostok es un grupo que nunca defrauda en directo. El cambio de cantante no les ha afectado lo más mínimo y siguen conservando la esencia del grupo. Con carisma de un bufón padeciendo de locura, Óscar Salcedo demostró tener muchas tablas tanto musicales como actorales y se subió el concierto a sus espaldas. Por su parte, Joan decidió repartir una numerosa cantidad de baquetas, con nueva serigrafía, de la que yo conseguí una. Ya se estaba sudando, pero la noche no había hecho más que empezar.

El plato fuerte de la noche sonaba a power metal llegado desde Valencia. Sylvania pisaba de nuevo la Sala Babel para presentar su último trabajo discográfico “Testigos de las Estrellas” y, lo que podía haber sido una noche para el recuerdo, quedó en un día para olvidar. El directo es lo que tiene, pueden aparecerte problemas en medio de un concierto y reaccionar no es precisamente fácil. Y si no que se lo digan al pobre Alfonso Arróniz, que desde su primera aparición sobre el escenario tuvo su primer contratiempo: el micrófono no sonaba. Todo fue encadenándose, haciendo que la actuación comenzase algo más tarde de lo estipulado y que, durante su interpretación, siguiesen vislumbrándose nuevos desbarajustes continuados. El público animaba, pero la tristeza y el desconcierto de los artistas eran más que notorios.

En cuanto comenzó a funcionar toda la maquinaria instrumental en condiciones, era el momento de abrir las puertas de “Transylvania” para goce y disfrute de los fans de la banda que se encontraban en la sala. Pero eran falsas esperanzas, pues volvían los problemas para “El Reino de los Sueños”. Todo podría haber sido un desastre, pero los seguidores de Sylvania no dejaron caer el concierto y cantaron a pleno pulmón las canciones convirtiéndose en uno más de la banda. Como si hubiese caído sobre ellos “La Maldición de Dabria”, intentaron sustentar un concierto al que se le acababa el tiempo. Finalizaron con “Vivo en tu Memoria” poniendo un broche de oro a una noche en la que no acompañó la suerte. Espero volver a cruzarme con ellos, pues los fallos técnicos no hacen justicia a la calidad que rebosan.

El sonido fue mejor con los siguientes artistas. Los locales Animals de Séquia eran los cuartos artistas en subir al escenario de Sala Babel. Aportaron un nuevo sonido, un punk-rock aguerrido movido entre el castellano y el valenciano. Y se nota que la formación es un grupo de amigos que se lo pasa bien, haciendo de la música una excusa y de sus canciones una forma de expresión. Interactuaban mucho con el público y entre ellos, tenían una fila completa de fans cantando a coro cada canción y les sobraban las ganas. No los conocía y acabé prendado de su propuesta, el futuro de Alicante viene fuerte con artistas así.

Entre el setlist escogido, sonaron temas de la talla de “Volver a Soñar”, “Sangre Azul” o “No Parem de Ballar”; esta última con una ligera semejanza al ritmo entrecortado de la obra parodia de Ignatius Farray: Petróleo (salvando mucho las distancias y siendo estos un producto serio). También hubo tiempo para el grito revolucionario con una introducción a un tema antipolicial al estilo Non Servium, menciones a Willy Toledo y la seriedad que deja hablar de los caídos en la Guerra Civil. Les falta pulir un par de cosas para comenzar a adentrarse con éxito en este mundo, quizá una buena grabación de un EP les llevase más rápido. Sea como fuere, el público disfrutó y yo, también. Apuntad bien su nombre: Animals de Séquia.

Y la noche la cerraban los vikingos Sovengar. Con una indumentaria pesada, con el pecho al aire y llenos de pintura. Son puro estilo Turisas a la española, con garra y teatro entre ellos creando un ambiente de lucha y poder. Conocía a la banda de oídas y de haber visto a su guitarrista Manolo Parra en algún que otro vídeo, pero su estilo de música siempre encaja bien entrada la noche. Su frontman David Pérez, o Wülfgar en clave, era capaz de bajarse para animar al respetable o incluso de subirse a la barra dirigiendo los flashes de las cámaras hacia él.

Todo había tiempo de música, sobre todo después de que se cambiase la hora esa misma madrugada. Temas como “Warlords of Metal”, “Eternal Destiny” o “Final Victory” sonaron como una marcha del metal camino a la batalla final. Hacía tiempo que no asistía a un concierto de viking metal puro sin cortes. Y aunque hace tiempo que dejé de escuchar estos sonidos, nunca es tarde para recuperarlos. Era un broche con el sonido al máximo. Toca darle las gracias a Nadher y a todo su equipo de Black Heaven por confiar en Alicante, a Ramón Valero (Traxilium e Ira Ciega) por su desempeño con las luces y a los dueños de la sala por ser siempre tan hospitalarios. Así da gusto trabajar.

Crónica y fotos: Juan Fernández