Comenzamos hoy con nuestro repaso de la cuarta edición del Z! Live Rock Fest de Zamora. En esta ocasión FelipeSM nos presenta sus impresiones y fotos de la primera jornada con Gamma Ray, Hamlet, Trallery, Sodom, Soilwork, Vhäldemar, Saratoga, Soilent, Escuela de Odio y Auritz.
¡No os perdáis esta crónica!
Un año más y ya van cuatro, tantos como ediciones, regresamos a Zamora para disfrutar del Z! Live Rock Fest. Tras superar su edición clave, denominada por el propio festival como “Last Chance”, este año la organización se lanzaba a por todas tratando de superar todo lo conseguido en ediciones anteriores. Más grupos, un nuevo escenario, horarios más amables, más variedad de estilos… pero la esencia de siempre, un evento hecho por y para amantes del metal.
A eso de las 17:00, Soilent estrenaba el nuevo escenario bautizado bajo el nombre Red Mediaria. En el citado escenario, ubicado a la entrada del festival a unos trescientos metros del auditorio, nos encontramos a la banda ganadora del I Concurso de Bandas del Z! Live. El grupo zamorano fue puntual, tónica del evento y aprovechó a la perfección su media hora de actuación. Acompañados de un sonido complicado por el viento que acometía contra el recinto a esas horas, el grupo supo ganarse poco a poco al público que iba llegando al festival. Sin duda son una banda que sabe convencer a su público, de esos grupos que en una sala pequeña son capaces de montar una gran fiesta.
A medio camino entre el rock y el metal, Soilent nos dejó un puñado de temas propios como “Aunque nos Olvidemos”, “Buen Viaje” o “Acordes Prohibidos”, demostrando que la escena zamorana atesora calidad.
El estreno del escenario principal o Thunderbitch corrió a cargo de Auritz. Haciendo frente al habitual sol que sufren las bandas del festival a estas horas y con un público en aumento, la formación vasca presentó su proyecto en pos de la visibilidad del trastorno del espectro autista. Sin duda el grupo se encuentra más que identificado con la ciudad y el festival y eso se notó, ya que se les vio a gusto en todo momento a pesar de algunos problemas puntuales de acoples, el viento y el citado sol.
En algo más de cuarenta minutos Auritz dejó un buen sabor de boca, con algunos guiños a Motörhead e Iron Maiden y un público atento a sus letras en euskera.
Regresamos al escenario Red Mediaria para reencontrarnos con Escuela de Odio. Estandarte eterno del hardcore asturiano, los de Pirri salieron a muerte y pusieron patas arriba el festival. Suyos fueron los primeros pogos del evento y los primeros problemas con el polvo y la paja del suelo de esa zona del festival.
Bajo un buen sonido los de La Felguera nos deleitaron con temas como “Los Rechazados del Sistema”, “Hablan las Calles”, “Máquinas de Producción” o “Puertas Cerradas”.
Indiscutibles, infalibles… veinticinco años en la brecha no se cumplen por casualidad.
A continuación en el auditorio esperaba su turno Sodom, mítica apisonadora de thrash metal. Y os debo ser sincero, aunque su concierto fue correcto y las primeras filas fueron un pogo casi constante, no llegué a conectar con las huestes de Tom Angelripper. Su thrash metal old school pasó por Zamora como una apisonadora, repasando grandes temas como “Nuclear Winter” o “Remember the Fallen”, pero sin conseguir llevarse al público a su bolsillo. Posiblemente la primera decepción del festival.
Todo lo contrario ocurrió con Trallery, que se marcó uno de los mejores conciertos del festival. El trio mallorquin pegó un buen repaso a su “Spiritless” con temas como “Hunt to Kill” o “Evil Pride” y algún tema de “Catalepsy” como “White Shadow”, en probablemente uno de sus últimos conciertos antes de entrar a grabar su nuevo disco. Sonido impecable, circle pits continuos, Biel derrochando clase y Humber conectando al instante con el público fueron el menú de un concierto que confirmó a la banda como una de las grandes realidades, que no promesas, del metal nacional.
Si antes hablaba de “primera decepción”, la segunda fue Soilwork. Tenía muchas ganas de ver al combo sueco presentando su estupendo “Verkligheten” y no os mentiría si os digo que no fue como esperaba. La banda salió con mucha fuerza, pero ese ímpetu inicial pareció disolverse durante su hora de actuación, contagiando a un público que disminuía su presencia en el auditorio por momentos. ¿El problema? Sin duda ese fue no sonar los temas tan compactos como en el disco, en mitad del recinto tenía la sensación de estar viendo a otra banda…
Por suerte, las buenas noticias regresaron en el escenario Red Mediaria con Vhäldemar. El grupo salió, no hay otra forma de decirlo, “a muerte” y dejó claro lo que debe ser un concierto de heavy metal. Energía, virtuosismo y un frontman que hace que lo pases bien y quieras ver una y otra vez al grupo. Y es que sin duda Carlos es uno de los grandes alicientes de esta banda, no falla y si llegara el caso allí están Raúl (a quien recordaréis de La Fuga o Tako), Pedro y Jonkol (Incursed) siempre acertados con las dobles voces.
Poco importó el frio al público, que saturó la zona para disfrutar de “Metalizer”, “1366”, “Bastards” (con su cachonda presentación) o “The Old Man”, en un concierto que no dejó a nadie indiferente.
A las once de la noche llegaba el plato fuerte de la jornada, Gamma Ray. Kai Hansen fue puntual a su cita y le bastaron un sonido demoledor y un par de acordes de “Land of the Free” para llevarse al nutrido público al bolsillo. El grupo había prometido un show extendido y lo cumplió, con cerca de dos horas de concierto, que quizás no supo aprovechar al 100%. Me explico, mientras disfrutábamos de himnos como “Rebellion in Dreamland” o “Heavy Metal Universe” y temas más recientes como “To the Metal” o “Master of Confusion”, el grupo se “perdió” en una obsesión por hacer cantar al público y cortar el ritmo del concierto. Sin duda, la mejor noticia fue la labor de Frank Beck, estupendo en sus tareas vocales de apoyo a Kai y que si Mr Hansen lo permite debería ir ganando más protagonismo.
Eso si, el final de concierto con “Heaven Can Wait” dedicada a André Matos y “Send me a Sign”, será recordado por muchos durante bastante tiempo.
Tras las dos horas de Gamma Ray, en el escenario Red Mediaria esperaba Saratoga. El grupo tenía una misión y salió a por todas con “A Morir” y un sonido apabullante, pero cuando disfrutábamos de “Una Vez Fuimos Héroes”, el micro de Tete dejó de funcionar y consiguió arruinar el show. Y es que un fallo técnico es salvable, pero ni la mejor de las actitudes consigue sobreponerse a los cuatro momentos en los que la voz de Tete Novoa (visiblemente desesperado) dejó de escucharse durante diversos temas de su repertorio. Para colmo, la guitarra acústica de Jero también pareció dar problemas en “Acuérdate de Mi”, rematando una noche que solo salvaron los grandes éxitos de la banda.
Ya en el tiempo de descuento, llegaba el turno de Hamlet. Que abrió fuego con su “Persiste, Insiste, Repite”, clara declaración de intenciones de una banda que salió a por todas. El público se volcó y poco le importó que la voz de Molly se escuchase baja en relación al resto del grupo o Paco tuviera que cambiar su caja sobre la marcha. Lo cierto es que resulta imposible no dejarse llevar por la fuerza del quinteto.
“Denuncio a Dios”, Limítate”, “Imperfección”, “Irracional”, “Egoismo”, “Jodido Facha”… Hamlet tiene muy claro cuales son sus puntos fuertes y qué quiere su público. Y se lo ofreció con una dosis de potencia.
Tras Hamlet, di por cerrada mi primera jornada de esta edición, aún quedaba El Reno Renardo en escena, pero el frío apretaba y a las 3 de la mañana apetecía más llegar al hotel cuanto antes que otra cosa.
¿Las sensaciones? Estupendas, habíamos disfrutado de varios conciertos memorables y la promesa de una segunda jornada aún mejor nos hacía sonreír.
Crónica y fotos: FelipeSM – www.smfelipe.es