El Z! Live Rock celebró a mitad de junio su tercera edición y nosotros no nos lo quisimos perder. A continuación os dejamos la crónica y fotos de FelipeSM de la primera jornada de festival con Epica, Stravaganzza, Orphaned Land, Dünedain, Jose Andrëa y Uróboros, A.N.I.M.A.L., Diabulus in Musica, Débler y Third Dim3nsion.

¿A qué esperáis?

 

 

Un año más ponía rumbo a Zamora, como otros tantos asturianos, para disfrutar de una nueva edición del Z! Live Rock. Festival que en tres ediciones se ha ganado nuestros corazones y que amenazaba con la posibilidad de afrontar su última edición con el sobrenombre de “The Last Chance”.
Ante ello, la organización decidió darlo todo y ofreció un cartel de dos días, frente al día más fiesta de otros años, mayor despliegue de medios en el recinto, conciertos en la zona de comidas, sesión vermout, unas entradas a precios asequibles… Parecía todo dispuesto para que el festival fuera un triunfo absoluto.

Pasa las tres de la tarde llegaba al Auditorio Vía de la Plata. Entre llegar, acreditarme y acceder al recinto, apenas pude ver un tema de Third Dim3nsion. Desde aquí pido perdón a una banda que ofrecía lo mejor de sí misma ante un público muy animado para la hora que era y el calor reinante en el recinto. Prometo resarcirme en su próxima visita a Asturies.
Aproveché no obstante, para echar un vistazo a la disposición del auditorio y comprobar que este año si se habían abierto las gradas del mismo, todo un acierto. Por el contrario, la sombra continuaba siendo escasa y obligaba a buscar refugio en el bar del festival, cuyos precios eran un poco elevados. Entendiendo que el beneficio es primordial para un evento de estas características, hay cervezas que duele pagar a según qué precio y el euro del vaso reciclable (todo un acierto por cierto) encarecía aún más el primer trago y el estreno de la fantástica pulsera “cashless”.

Siguiendo con los conciertos, a las cuatro llegaba el turno de Débler. Tenía ganas de ver a la banda madrileña tras todas las buenas críticas que está recibiendo. Y el grupo no defraudó. El quinteto salió a escena con mucha fuerza ante un público entregado y bastante numeroso.
Capitaneadas por un Rubén sobrado vocalmente y con un sonido que no terminó de hacer justicia a la banda, Débler nos ofreció unos cuarenta minutos muy interesados. Bajo el sol abrasador de Zamora fueron cayendo temas como “Mar De Lágrimas”, “El Ritual de las llamas” con la colaboración de Diego Palacio de Celtian, “Sentencia Final” o “La Procesión de los Borrachos” de nuevo con Diego a la flauta.
Buen concierto de una banda que dará mucho que hablar, actitud y calidad tienen para ello cada uno de sus componentes, solo falta que los temas y la suerte les acompañe. Y si cada concierto es mínimo con el vivido en el Z!, la suerte no será tan necesaria.

A continuación y con telón en el fondo del desangelado escenario, un punto negativo para el montaje del festival y para los grupos que no llevan telón para dar presencia a su actuación, pisaban las tablas Diabulus in Musica. Sin bajista pero con un coro de tres voces, su actuación dejó un gran sabor de boca a pesar de un sonido que no paraba de saturarse por momentos. Con un Gorka pletórico y Zuberoa disfrutando del apoyo del coro, su actuación fue de menos a más y consiguieron a buen seguro captar algún nuevo fan. Personalmente disfruté más de su actuación en el Siero Female Metalfest, donde el grupo sonó mucho mejor y parecía más cómodo sobre el escenario.

Dünedain me fascinaron. Hacía mucho que no veía a la banda abulense y el reencuentro no pudo ser mejor. Con un sonido que lastró ligeramente la guitarra de Mariano y un público entregado desde el primer acorde, los de Tony ofrecieron uno de los conciertos del festival. El acierto de la incorporación de Carlos a las voces principales, permite que el grupo disponga de un juego de voces (Tony-Carlos) que dota a los temas de una personalidad tremenda en directo. Si a eso le sumas una banda que conectó con su público al instante, el resultado no podría ser otro que un karaoke constante con temas como “1000 Golpes”, “Vuela”, “Fiel a mi Libertad”, “Por los Siglos de los Siglos” o “Corazón de Invierno”.
Concierto rotundo de puro heavy metal, de esos que hacen que te pases la semana siguiente escuchando sin parar a la banda.

La primera “decepción” del festival llegó con A.N.I.M.A.L, que ciertamente se me atragantaron desde el primer acorde. Poco público, un discurso anti fútbol de su vocalista Andrés Jiménez y un sonido bastante mejorable no facilitaron que su concierto me convenciera.
“Milagro”, “Familia”, “Revolution” o “Cop Killer” fueron algunos de los temas que la banda ofreció durante sus cuarenta minutos de actuación.
Sinceramente, creo que su aportación al evento fue prescindible.



A estas alturas por cierto, los locales Innervoice, descargaban su repertorio de versiones en un escenario paralelo llamado La Cueva el Jazz - Lijabarda en la zona de comidas y merchandising. Una zona que este año sí estaba a la altura del festival. Buena propuesta que me recordó ligeramente al estupendo camión tributo del Unirock.

Turno a continuación de Orphaned Land. Tenía muchas ganas al grupo israelí y no me defraudó en absoluto. Se presentó en Zamora con lo puesto, eso sí, sin telón, sin instrumentos extras o coristas y disparando por secuencia todo lo que no fuera voz, guitarra, bajo y batería.
Con Kobi Farhi descalzo y derrochando buen humor a la par que buen hacer vocal, la banda despachó una estupenda hora de concierto en el que el único problema fue la rotura de una cuerda de la guitarra de Chen Balbus, lo que propició el inicio de “All is One” a una sola guitarra.
Gran sonido, una banda con mucha calidad y un público entregado fueron la receta de uno de los mejores conciertos del fin de semana. Un concierto que ansío repetir en un show propio, con su juego de luces y escenografía adecuada.

Eran las once menos cuarto cuando Stravaganzza hacía su aparición en escena con una apuesta clara por el apartado escénico. Les faltó un telón que cubriera el escenario, pero a cambio la banda de Leo Jiménez y Pepe Herrero se vino a Zamora con el coro de la Escuela de Música de Fuenlabrada, tres bailarinas que no pararon de realizar coreografías acordes a los temas, teclados, violines… Todo un arsenal de elementos más allá de la música que dotaron a su concierto de otra dimensión.
Leo Jiménez tuvo algún problema con el sonido de su micro, aún así demostró ser uno de los grandes frontman del metal nacional y temas como “Miedo”, “Pasión”, “Deja de Llorar” o “Sin Amar” entusiasmaron a los fans de la banda. Obviamente no faltó su versión de “Hijo de la Luna”, aunque muchos ansiáramos un recuerdo al gran Tino Casal.
Concierto para vivir con todos los sentidos, aunque personalmente le faltó rematarlo a la banda, posiblemente el tiempo asignado no fue suficiente.

El momento más esperado del viernes llegaría pasada la medianoche. Epica era sin duda el gran atractivo del día y las huestes de Mark Jansen no decepcionaron. Hora y media técnicamente inapelable, con uno de los mejores sonidos del fin de semana y una ejecución magistral. Mención especial para la labor de Simone Simons, bastante fría en el trato con el público pero soberbia vocalmente y para Coen Janssen, posiblemente el teclista más activo que recuerde en directo, sin descuidar un ápice su labor.
Conformaron su setlist temas como “The Obsessive Devotion”, “Consign to Oblivion”, “Edge of the Blade”, “Cry for the Moon” o “Unchain Utopia”.
Lo más llamativo de su concierto, además de su excelente sonido, fue la entrega de su público, que no cesó de corear cada tema e incluso se atrevió con un wall of death.

El cierre de la primera jornada corría a cargo de Jose Andrëa y Uróboros. Y si os soy sincero, tenía miedo. Jose siempre fue de mis vocalistas preferidos y gracias a internet no tenía claro cómo iba a ser su estado vocal en esta noche, y como yo muchos. Y el bueno de Jose nos pegó una bofetada en toda la cara. Cuando a las primeras de cambio encaró “El que quiera Entender que Entienda” ya sabíamos que se venía algo grande. Entre temas propios como “Para que nunca Amanezca”, “Allá donde estés tú” o “Resurrección” el concierto fue tomando fuerza aunque la guitarra de Jose Rubio a duras penas se podía oír.
La recta final del concierto, fue un regalo. Con Jose pleno de confianza y su banda guardándole la espalda en todo momento, nos regaló un medley con “Jesús de Chamberi”, “Requiem” y “Astaroth”. Gallina de piel, momento inolvidable para todos los que allí estábamos.

Tras doce horas sin descanso las sensaciones no podían ser mejores y las ganas del día siguiente eran tan grandes como las de tomar otra cerveza o irse a dormir. El Z! lo había conseguido y parecía haber reunido en su primera jornada a algo más de dos mil amantes del metal en un ambiente incomparable.

Continuará…


Crónica y fotos: FelipeSMwww.smfelipe.es