El pasado mes de noviembre tuvo lugar una nueva edición del AMFest en Barcelona y allí estuvo nuestro redactor JairoDC, quien hoy nos presenta la crónica de la primera jornada con Yndi Halda, Gambardella y Lost in Kiev.

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A principios de Noviembre llegaba a Barcelona la quinta edición del AMFest, festival que nació de Aloud Music siguiendo la estela del Dunk! y el Denovali con el objetivo de inundar la ciudad de música instrumental, aunque para esta edición hayan ampliado horizontes alternando conciertos puramente instrumentales con otros con voces.

Además, este año los fans del metal estábamos de enhorabuena al contar con la presencia de Leprous en su única visita a la Península en todo el año. Volverán en Febrero, aunque con un set reducido, acompañando a Devin Townsend y Between the Buried and Me. Para ver a los noruegos no obstante tendríamos que esperar hasta el viernes, dado que la jornada inaugural venía encabezada por la vuelta al AM de Yndi Halda, tras haber tocado ya en su primera edición, acompañados por los locales Gambardella y los franceses Lost in Kiev.

Lo primero que llamaba la atención al llegar a la Apolo, poco antes de la hora de inicio marcada para los Barceloneses, era el ambiente familiar que se respiraba en el festival y el trabajo que se apreciaba. Los que estábamos por primera vez en la sala agradecimos la amabilidad de la organización para indicar cualquier cosa, especialmente el sábado con el cambio entre una sala y otra, así como la comida, casera e impropia de lo que asociamos con comida de festival. Otros detalles dignos de mencionar fueron el precio reducido de las bebidas en barra durante los conciertos con respecto a su precio normal, en formato discoteca, y que la entrada al festival incluía también la entrada a la propia discoteca una vez terminados los grupos. Gestos que no hacen más que refrendar el hecho de que el AM se ha dejado todo para que su público disfrute al máximo, y así se tiene mucho ganado.

Entrando ya en lo musical, a Gambardella le tocó la difícil papeleta de abrir el festival siendo además de un estilo no tan afín al grueso del festival. Aun así, su jazz rock instrumental en formato trío resultó ser de lo más adecuado, sorprendiendo a mucha gente que los veía por primera vez, dada además la gran afluencia de público desplazado desde otros lugares.

Llegaba ahora el turno de Lost in Kiev. Los franceses están inmersos en la presentación de su segundo disco “Nuit noire”, que continúa con el post rock de su predecesor pero con un cariz más oscuro, recordando a unos metalizados God is an astronaut. En directo ganan enteros con la utilización de proyecciones para cada tema, que acompañan los largos desarrollos instrumentales del cuarteto junto a los samplers de voces habladas que ya aparecen en el disco y una sección cantada en “Emersion” que hacen los cuatro a la vez gritando, porque el post rock no necesita micros.

Aún con la sensación de que Lost in Kiev acababan de dar un concierto con un nivel difícilmente superable comenzaron los ingleses Yndi Halda, a los que le bastaron cinco temas, larguísimos, eso sí, para destruir emocionalmente a media sala. Regresaban al AM presentando “Under summer”, su segundo disco, que interpretaron al completo, así como “Dash and blast” de su debut. Su estilo es diametralmente opuesto a lo que habíamos visto anteriormente, destacando la presencia de un violinista y tres guitarras, una de ellas alternando con teclado, con las que crean pasajes sonoros extremadamente delicados, hasta el extremo de que la más mínima tos rompía en parte la armonía que conseguían transmitir. El final fue sencillamente el mejor momento del festival. Estaban terminando su interpretación de “This very flight” cuando fueron desvaneciéndose los instrumentos uno por uno hasta quedar una sola guitarra, con el resto de miembros de la banda cogiendo unas placas de metal con sonido similar al de un metalófono y bajándose del escenario hasta situarse en círculo en el centro de la sala, momento en el que la guitarra también se apagó y se quedaron solos creando una melodía acompañada por silbidos. Al terminar, abrazo colectivo. Silencio sepulcral. Ojos cerrados de aquellos que directamente no estaban llorando. Imposible acabar mejor un concierto.

Crónica: Jairo DC

Fotos: Pablo Luna para AMFest