El pasado viernes 28 de febrero FelipeSM decidió acercarse a la primera edición del Sacht Metal Fest. Un prometedor festival celebrado en Oviedo que para su primera edición contó con la presencia de Brutalfly, Dark Confessions, Posession y Legacy of Brutality. ¿Acaso nos los podíamos perder?

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En unos tiempos en los que la asistencia a conciertos está más que en entredicho, la escena no para de sumar fechas y lugares donde realizar conciertos. El caso de la sala Whippoorwill de Oviedo es más que curioso pues podríamos decir que es una sala cíclica, tanto en su nombre como en los estilos que alberga su programación. Gracias a la actual gerencia, el rock y el metal vuelven a sonar en la sala otrora llamada Kandela.
Servidor aún no había estrenado la nueva etapa y ¿qué mejor excusa que la celebración del primer Sacht Metal Fest?

Comenzó la noche con cerca de tres cuartos de hora de retraso y con Brutalfly sobre las tablas, un prometedor cuarteto que está dando sus primeros pasos amparados en la práctica de un thrash de corte clásico aunque obviamente aún por definir. El grupo disfrutó de un buen sonido, tónica de toda la noche, durante los cerca de cuarenta minutos que duró su actuación, algo que facilitó la degustación de temas como “Mechanic Soul”, “Distorsion for this”, “Nicanoise” o una sorpresiva versión del clásico de Steppenwolf, “Born to be Wild”.

Buen concierto de la joven banda, aunque dos detalles a mejorar. Por un lado el sonido  de la guitarra de Diego, demasiado dispar del sonido resultante de la guitarra de Javi. Y por otro lado, para mi gusto la banda debería profundizar más en los coros, aunque su idea es buena, creo que se quedan aún a medio camino.
Brutalfly están en la senda correcta, sí, aún quedan algunos detalles a pulir, mucho trabajo para conseguir que todo suene redondo, pero apostaría un par de cervezas por su éxito. De momento, presentan su candidatura para el título de “promesa del thrash asturiano”.

A continuación, llegó el turno de Dark Confessions. Llegados desde Murcia y comandados por un imponente Enrique Balsalobre, salieron con la intención de dejar nuestro cuello roto y su disco debut Insanity en nuestro cerebro. Una gran presencia escénica, buen sonido, un batería llamado Ulises que puso el listón alto a Javi e Iván, mucha contundencia en sus temas y una actuación impecable fue su carta de presentación. Pero algo falló. Y es que servidor  esperaba que tras temas como “My Turn”, “Sea of Oblivion” o “Biohazard”, el público comenzase a calentarse, mas eso no ocurrió. Los temas caían y el público continuó frío e impasible a los intentos de Enrique de animar a la audiencia.

“Scars of Insanity”, “Denigration”, “The Voice of the Apocalypse”… pero nada cambió y al final el grupo pareció contagiarse de esa frialdad del público. Me explico, no fue un mal concierto, pero al no lograr esa conexión con la audiencia, esos pogos que tanto pedían los temas, personalmente creo que la banda llegó a sentirse extrañada y quizás insegura, y posteriormente terminó por transmitir ese sentimiento en su actuación. Una verdadera lástima, pues en los primeros compases el concierto apuntaba alto y en ningún momento llegó a ser un mal concierto, además aunque no consiguieron activar al respetable yo creo que sí dejaron un buen sabor de boca en los más de cien asistentes de la noche.

Pasaba un cuarto de hora de las doce de la noche cuando Posession saltó al escenario. El grupo asturiano comenzó como acostumbra, con mucha fuerza, un buen sonido y despidiendo una sensación de trabajar el directo a conciencia. Un gran comienzo que se vio aparentemente truncado por unos problemas con la batería de Iván Rubio, que si bien parecieron arreglarse con el paso de los temas, no dejaron actuar a la banda todo lo cómoda que les hubiera gustado estar sobre las tablas. Sin embargo, eso un fue impedimento alguno para que la banda ofreciera un gran concierto, siendo este uno de esos directos fieles a los discos, gracias al trabajo del  grupo y al buen sonido de la noche.

Fue cerca de una hora de actuación en la que el grupo, a pesar de estar inmerso en la re-edición de su primer disco, Anoxia, no dejó de lado su último álbum editado. Spiritual Sirius, estuvo presente con temas como “El Primer Día”, “El Último Día”, “La Sonrisa del Diablo” o uno de mis preferidos, “Mortorum de Monto”.
Pasaban los minutos y mientras la banda descargaba su arsenal, una sonrisa se iba instalando en las caras de los asistentes. Y es que Posession no es una banda que genere muchos pogos en conciertos (al menos en los últimos tiempos), lo suyo es una labor más de “pico y pala”, desde el primer momento de su set list, el grupo ofrece un show compacto, trabajado y profesional, una fórmula cuyo resultado en días en los que el sonido del local acompaña no puede ser otro que la satisfacción plena del oyente. Y así fue en esta ocasión, dudo que hubiera alguien que al finalizar el concierto de Posession no creyese que los 8€ de su entrada no habían sido amortizados ya.

Pero aún quedaba el plato final… Legacy of Brutality pusieron el broche de oro a la noche. Capitaneados por un Simón demoledor en la labor vocal a la par que divertido entre tema y tema, los de Puerto de Vega pusieron paras arriba la sala, llevándose el público al bolsillo, consiguiendo incluso que coreasen algunos temas como su genial “Beyond the Walls of the Colosseum”. Con una presencia escénica de 10, Yoye, Lalo, Simón, Borja y Javi hicieron lo que mejor saben hacer sobre un escenario, no dejar títere con cabeza. A día de hoy,  Legacy of Brutality en directo se han convertido en una de esas formaciones capaces en una noche propicia de pintar la cara a cualquier grupo del estilo.

La banda aprovechó la ocasión para presentar dos temas nuevos, uno de ellos sin nombre y otro titulado “Under the Hammer of Doom” (si mi memoria no me falla), aperitivos de lo que está por venir. Pero también repasaron sus temas habituales, tales como “Martyrchrist”, “The Golden Age of Domination”,  “Memories at War” o el tema dedicado para los enamorados (según palabras de Simón), “Path Of Forgotten Souls”.
El combo ofreció un repertorio de una hora aproximadamente, una hora que sin duda se nos hizo corta. Cuando los últimos acordes de “Land of Empty Graves” sonaron en la sala, el cuerpo pedía más. Esta es una de las grandes virtudes de la banda, sus conciertos son pura fuerza y energía, un “abc” de lo que deberían ser los conciertos de metal.

En resumidas cuentas, el I Sacht Metal Fest fue un éxito, con cuatro grupos que con su labor hicieron que la noche mereciera la pena y un buen ambiente en la sala. Quizás hubiese estado mejor algo más de público, pero siendo fin de mes y en Asturias, la asistencia al evento no estuvo nada mal. Este sábado, será el turno otra ración de metal extremo en Gijón, pero esa será otra historia…

Crónica y fotos: FelipeSMwww.smfelipe.es