Este fin de semana la gira de Angra, Opera Magna y Arwen llega a Gijón, Bilbao y Barcelona, pero nosotros ya disfrutamos el miércoles de su arranque en Madrid y hoy Luis Martin nos cuenta cómo fue la noche en la sala Mon.

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Tras quedarnos con las ganas de ver a Angra en el pasado Z! Live por las tormentas, la organización del festival se ha resarcido organizando una gira de los brasileños con cinco fechas en España, siendo la primera de ellas el miércoles 13 de marzo en la sala Mon de Madrid, acompañados de dos bandas invitadas de lujo: Arwen y Opera Magna.

Un poco antes de las siete de la tarde llegaba a la sala, y tras unos minutos de retraso sobre la hora anunciada, se abrió al acceso para entrar y encontrarnos a unos Arwen ya en el escenario preparados para tocar. Tras escasos cinco minutos y con poca gente aún en la sala, que iba entrando, empezaba su concierto con “Hollow days” y “Crying blood”. Arwen tuvieron un sonido malo, alto, sucio y mal balanceado, con la voz de José Garrido especialmente baja. Además, fue un concierto con sensación de agobio, había muy poco tiempo para tocar, apenas media hora, y los temas se sucedían uno tras otro sin apenas presentación porque no se podía perder nada en hablar.

“Dance of souls” y “The void” precedieron a “Dreamland”, presentada en una versión más actual, acorde a lo que la banda entiende que tendría que ser hoy en día. Para el final dejaron “My worst self” y “Torn from home”, en la que me gustaron mucho las segundas voces de Daniel, bajista. Fue una pena el mal sonido, porque en condiciones mejores Arwen se disfruta mucho, así que espero verlos en futuras ocasiones.

Un intermedio para cambio de equipo larguísimo y le tocaba el turno a Opera Magna, que venían con nuevo disco estrenado sólo dos semanas antes. Les costó mucho enchufar todo, creo que más de lo esperado y tuvieron que acortar su set en dos temas (“El pozo y el péndulo” y “El corazón delator”) que inicialmente estaban previstos pero nos tuvimos que quedar con las ganas. Se presentaron en esta ocasión con Jorge, batería de Dragonfly a los tambores. Ya con la sala mucho más llena (aunque una lona tapaba la zona de la barra de la derecha) arrancaron con “Por un corazón de piedra” y pronto atacarían “La muerte de un poeta”, de su nuevo disco “Heroica”. El sonido de Opera Magna tampoco fue nada bueno, pasó algo muy parecido a lo que sufrió Arwen, y las luces tampoco acompañaron; tener unas cuantas luces rojas permanentes durante medio concierto pues no resultó muy allá.

Continuaron su corta actuación con “Donde latía un corazón”, “Para siempre” y “Volver”, también nuevo, en el que José Broseta tuvo algún despiste con la letra. Siempre lo digo, pero qué gusto da ver tocar a Javier Nula, esos dedos se mueven a una velocidad de vértigo y verlo de cerca mola, y mucho. “Horizontes de gloria” y “La herida” pusieron fin al concierto. Opera Magna es una de nuestras mejores bandas y tuvo muy buena respuesta del público. Seguro que a muchos les pasó como a mí, que media hora me supo muy a poco.

Tras otro cambio que se hizo eterno, pasadas las nueve y media salieron Angra al escenario, entrando con “Nothing to say”, una decisión acertada el empezar con un tema antiguo, que son los que más calado tuvieron en todo el concierto, seguida de “Final light”. Venían a presentar su último álbum “Cycles of pain” y no tardaría en sonar “Tides of changes”, aunque también tocaron “Dead man on display”, “Cycles of pain”, “Ride into the storm” y “Vida seca”, la más distinta de todo el tener una primera parte cantada en portugués. El sonido en este caso fue mucho mejor que con las bandas invitadas, aunque no estuvieron libres de algún problema en el que dejamos de escuchar el micro de Fabio Lione o la guitarra de Marcelo Barbosa. Eso sí, me gustó mucho que el bajo estuvo muy presente en el sonido.

Las canciones más recientes pasaron bastante más desapercibidas, pero con las antiguas la respuesta fue brutal, “Angels cry” fue celebradísima y lo mismo pasó con “Rebirth”. Especialmente las de la época de André Matos eran las más esperadas. Aunque no voy a decir nada sorprendente aquí, Fabio Lione estuvo a su nivelazo habitual, con su chorro de voz en muy buenas condiciones, hablando por cierto con su aceptable castellano. También sonaron temas como “Morning star”, “Waiting silence” o “Bleeding heart”, en la que al principio se alumbró únicamente por las linternas de los móviles. Angra no necesitaba correr tanto y se permitió el lujo de gastar minutos haciendo que Fabio Lione hiciera cantar al público o el típico retiro antes de los bises, que en este caso fue solo uno, pero qué uno: un medley de “Carry on” y “Nova era”, os podéis imaginar cómo cantaba todo el mundo.

Tras la hora y media de Angra terminó la noche, en la que me habría gustado algo más de calma y un mejor sonido en general, pero vimos tres buenas bandas y nos quitamos la espinita de no haber visto a los brasileños en el pasado festival.

Crónica y fotos: Luis Martín