El pasado viernes ocho de marzo recibimos una nueva visita a tierras asturianas de los irreductibles Ñu. Una cita ineludible en la Sala Estilo de Oviedo que no quisimos perdernos, aquí os dejamos la crónica de la noche.

¿A qué esperáis para leerla?


A punto de cumplir cincuenta años en la carretera Ñu es sin duda toda una institución dentro del heavy rock patrio, en esta ocasión el poder de convocatoria de las huestes de Molina no fue todo lo numerosa que desearíamos, pero la banda sigue viva y musicalmente en un momento de forma espectacular.
Mientras sus coetáneos están jubilados o viviendo de las rentas, José Carlos molina sigue en la brecha, creando nuevos himnos tanto en solitario como en Ñu y llevándolos al directo con una honestidad aplastante.

A las diez y veinte de la noche arrancaba el concierto de Ñu en la nueva Sala Estilo de Oviedo (nuestra añorada Sir Laurens). Con Molina al teclado comenzó el concierto con “Algunos músicos fueron nosotros”, hablando de músicos hay que destacar a los que acompañan a Molina, en esta ocasión el gran Manolo Arias a la guitarra (de momento no la cambia por la flauta), la base rítmica compuesta por Cesar y Oscar, los teclados de Juan Miguel y el violín de Sara Ember que gana cada vez más protagonismo en el directo de los madrileños.

 “Manicomio” y “Cabalgando entre los muertos” esta última de su último trabajo “Yo estoy vivo” fueron las siguientes en sonar, es tarea imposible abarcar en apenas hora y media una trayectoria como la de Ñu, inevitablemente muchos temas se quedarán en el tintero, aunque Molina intente satisfacer en este aspecto al público en todo lo posible.

 “Lucifer” y “El Hombre de Fuego” fueron rescatadas de su primer álbum “Fuego” en el tramo inicial del concierto, para la inevitable tocaba correr Molina tiró de guitarra acústica y posteriormente toda la banda se sumaría a un formato acústico. Sentados en taburetes nos obsequiaron con “Robin Hood” y “Trovador de ciudad”, temas que los músicos lograron transformar a este formato de forma magistral. Como dijo Molina “vamos a hacer como que estáis en un bar y hay una banda tocando detrás”.

Siguiendo con los clásicos ocupó un lugar destacado “La bailarina” con el violín de Sara asumiendo algunas partes de flauta, ya que Molina tiende a refugiarse cada vez más en otros instrumentos menos exigentes con su aparato pulmonar.

El ambiente se continuó caldeando con temas de los que Ñu no puede prescindir en sus directos como “No hay ningún loco” o “La granja del Loco” hasta llegar a los momentos más álgidos de la mano de “El tren” que junto a “El flautista” fueron de las más celebradas. Tras un amago de retirada encararon los bises con Molina de nuevo en el teclado para “Una copa por un viejo amigo” y terminar con “Más duro que nunca” con la que se despidieron tras una hora y cuarenta minutos de música, siempre con un irónico y de un tiempo a esta parte afable José Carlos Molina al frente. Que no tarde en volver.

Crónica y Fotos: NachoGS