El pasado día 20 en la sala La[2] de Barcelona se dieron cita tres bandas estatales: Ankor, Dawn of the Maya y Daylight. Hasta allí se desplazó nuestro redactor Fernando Acero, quien hoy nos presenta la crónica de la noche.

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No se puede negar que la riqueza de esta temporada otoñal en cuanto a oferta de giras nacionales e internacionales ha sido cuanto menos espectacular, y ya no sólo en cuanto a cantidad, sino en lo referido a la calidad.

Un buen reflejo de dicha calidad lo pudimos ver en uno de los shows que encargados de clausurar esta fructífera etapa para la escena local: las Arnette Xmas Nights 2014, organizadas por Rockzone y encabezadas por tres bandas tan dispares pero cohesionadas como Daylight, Dawn Of The Maya y Ankor. Tras un primer tiento en Madrid el 19 de diciembre – donde tocaron Days Of Heroes en lugar de Ankor –, el trío aterrizó en La[2] de Barcelona el día posterior.

Por cuestiones logísticas me resultó imposible llegar al primer tema que interpretó Ankor, que por lo que pude saber más tarde fue su “Last Song For Venus”, cuyo videoclip fue estrenado recientemente. En este aspecto, lo único que puedo hacer es disculparme ante la banda por tal cosa.

Obstando lo anteriormente comentado, lo que pudimos presenciar a partir de “Try To Walk My Shoes” bastó para poder hacerse una buena idea de lo que ofrece Ankor en esta nueva etapa musical encabezada por la vocalista Jessica Williams. Hay cosas que deben reconocerse, y es que su control escénico y vocal no decepciona en absoluto, asumiendo un papel que demuestra la superación del conjunto de épocas pasadas. Sin duda, su integración en el conjunto de pop metal es absoluta hoy por hoy, haciéndole ganar personalidad – más si cabe – en sus composiciones.

Personalmente no podría decir que fue un show impecable; hubo algún que otro despiste en temas como “Completely Frozen” desde un punto de vista más técnico. Tal cosa no impidió, sin embargo, que firmasen un show convincente y cargado de un vitalismo sin igual a través de temas como “Since You Made Us As One”, “The Dark Passenger” o “Winner Horse”. Mención especial a la siempre virtuosa ejecución de Javier Casanova ‘Rubio’, teclista de la banda tarraconense.

Pasadas las ocho de la tarde, se presentó sobre las tablas la atronadora propuesta de los pamplonicas Dawn Of The Maya. Y decir que su entrada con “Atmosphere” fue demoledora tal vez sería pecar de escuetos. Porque lo cierto es que la brutalidad con la que obraron de principio a fin, en especial su dinámico frontman, Igor, provocó que en cuestión de pocos segundos la sala se convirtiese en un hervidero.

¿Problemas técnicos? Por desgracia, excesivos. Sí que es cierto que todos ellos fueron ajenos al conjunto. No hay reproches en ese sentido. Pero el excesivo volumen de las guitarras impedía siquiera oír el teclado salvo en los episodios sin distorsión, por no hablar de la poca claridad con la que se escuchaba la voz fuera de las secciones interpretadas con screamo. También podríamos criticar la exagerada cantidad de humo vertido sobre el escenario o la más que cuestionable gama cromática de la luminotecnia; pero mejor centrémonos en el concierto en sí mismo.

El arrollador show de la banda de hardcore dejó para la memoria momentos verdaderamente memorables, gracias a temas como “The Balance Is Broken“, “Pacific” o “Endless Void“ en los que incluso se hizo participar a los asistentes en un wall of death. El punto álgido llegó con un definitivo “The Age Of Darkness”, coreado por una buena parte de la asistencia – conformada por algo menos de un centenar de personas, lo cual no es nada desdeñable sabiendo las complicaciones que supone organizar una pequeña gira de estas características a las puertas de la Navidad.

Nueve y media en los relojes y Daylight aparecieron triunfalmente con un impactante “Anthem Of The Broken”. Porque no mentiría si dijese que me conmovió su actuación; y desde luego, no por afinidad con su género, sino porque muy pocas bandas son capaces hoy en día de mezclar en dosis iguales fuerza escénica y optimismo a raudales. Por ello sería fácil decir que la palma se la llevaron ellos en una actuación de cerca de una hora de duración.

No por ello estuvieron exentos de fallos. El bloque solista, protagonizado el recién entrado Albert Domènech, podría clasificarse como sumamente mejorable. No es mi intención la de ser destructivo con esta afirmación, pero sí que hubiese sido conveniente una mayor cantidad de ensayos del conjunto antes de salir al escenario. Al público, sin embargo, no pareció molestarle tal cuestión; en cualquier caso, su actuación fue mucho más allá de lo notable, gracias a la actitud cercana y calurosa de los gemelos Burek.

Por si no les hubiese bastado con la interpretación de canciones tan pegadizas como “2 Cool 4 School”, “Revolution” o “Consequences”, su repertorio contó con un medley que acabó de animar a los ajenos al grupo, conformado por “T.N.T.” de AC/DC, “Blitzkrieg Bop” de The Ramones y un ya aborrecible “Smells Like Teen Spirit” de Nirvana. El final de este memorable espectáculo llegó con “Summer Season”, que dejó a los numerosos seguidores del conjunto sedientos de un bis que sin embargo no llegó en ningún momento.

Crónica: Fernando Acero
Fotos: Paula Vengeance -
facebook.com/PaulaVengeancePhotography