El pasado viernes Last Days of Eden visitó Madrid con la compañía de Lethargus, lo que supuso el debut de la banda madrileña. Una velada que no quisimos perdernos y que hoy nuestro redactor nonamed nos presenta a continuación.

¡No os perdáis esta crónica!

 

 

Que en este país hay buenos grupos de rock/metal, es innegable y que la mayoría merecen mucho más reconocimiento social del que tienen (o cualquier reconocimiento) es tan obvio para los que disfrutamos de este tipo de sonidos, que a veces llega hasta a indignar. O quizás ya ni eso.

Desde Asturias se desplazaron hasta la sala Sound Stage de Madrid Last Days of Eden, un grupo que ya es un clásico en esta web para ofrecernos una buena dosis de metal sinfónico. Pero no estuvieron solos, sino que dieron la oportunidad de abrirles la noche a Lethargus, una banda de heavy metal que se estrenaba sobre las tablas.



Me da mucha pereza ir a Sound Stage porque si quieres captar bien el sonido tienes que moverte por toda la sala, aunque al inicio de la noche no fue difícil ante un público de medio centenar de personas. Y antes de lo acordado, salían los madrileños Lethargus a escena. Muy fríos, casi inesperado y con un Alfonso de Lope a la voz al que el nerviosismo se le palpaba en cada movimiento. O al menos en la primera parte del concierto. Como he dicho antes Lethargus hacen un heavy metal clásico cuyo guitarrista comparten con un grupo del que pude disfrutar hace poco: Döxa. No obstante, sobre el escenario pudimos ver a la gran Nane Marín, la voz de Döxa, colaborando en los temas “Última Voluntad” y “Sin Perdón”, canciones pertenecientes a su primer trabajo “Origen”, dominando mucho mejor las tablas.

Pero no os engañéis, porque quizás a Alfonso aún le imponen los escenarios, pero tiene un chorro de voz potente y muy clara que maneja a la perfección. Musicalmente el grupo suena bien, suena directo y potente, aunque los matices del teclado de Elena Alonso no llegaban a apreciarse. Me arriesgo y digo que Lethargus tiene muchos toques al metal de finales de los 90 y principio de los 2000. El concierto fue terminado también de una forma fría y brusca porque no daba tiempo a más, dejando el final del show en el aire y que habrá que volver a ver para saber qué nos depara. Lethargus acaban de despertar y tenemos que dejar que cojan fuerza, porque potencial tienen de sobra.



Reconozcámoslo, a mí el metal sinfónico me aburre. Soy consciente de que son composiciones íntimas, complejas, llenas de matices y en general de una calidad indiscutible, pero un disco entero de metal sinfónico me cansa. Grupos internacionales tan reconocidos, no están entre mi discografía y a pesar de ello los valoro. Pero mi incultura, mi ignorancia, tiene que ser pateada en algún momento o, como decían Lethargus, sacada del letargo, así que cuando nos invitaron a cubrir el concierto acudí a la llamada y entendí todo aquello de “ve, porque tienen un directo acojonante”.



Last Days of Eden tienen tres discos en el mercado y un ep, muestra más que suficiente de que tienen recorrido. Y vaya si lo tienen. Cuidando todos los detalles estilísticos los siete miembros consiguieron embobarme ante los temas de su último trabajo “Chrysalis” que compaginaron con los de discos anteriores y arriesgaron con el asturiano en “La Lluna Brilla”. Y mientras cerraba los ojos y sentía todo el peso de los violines se Sara, los vientos de Andrea, los teclados de Juan, la melódica voz de Lady Ani, los solos de guitarra de Dani G y la base rítmica de Leo y Javi pensaba en por qué no se me había presentado la oportunidad antes de disfrutarlos. Todo en la banda está cuidado con cariño, con ilusión, con belleza. Todo. Solo les falta presupuesto para montar un show de la talla de grupos como Epica o Nightwish, porque todo lo demás lo tienen. El grupo conecta con el público y se nota una gran compenetración entre ellos mismos sobre el escenario y esto último es muy enriquecedor para los que estamos abajo.



No sabría qué pero poner a la banda. A lo mejor que el concierto fue muy corto o que no se hubieran traído una orquesta detrás para bordarlo o que no hubieran invitado a Nane, porque habría sido increíble. Pero si un grupo consigue que cierre los ojos en un directo y me dedique exclusivamente a sentir, entonces no me queda más remedio que prometerles fidelidad en sus conciertos. No obstante, el metal sinfónico en estudio lo seguiré consumiendo en pequeñas dosis.

Salí encantado. Incluso me sentí más seguro de mí mismo después de ver a estas dos bandas. A ti que te gusta la música en directo y además este tipo de metal, no sé por qué no estuviste en la Sound Stage. Pero no te preocupes porque seguro que hay más ocasiones. Pero si resulta que sí estuviste, enhorabuena, tienes un gusto exquisito.

 

Dales una oportunidad, y si no te convencen dales otra.

Crónica y fotos: nonamed