El pasado sábado Sôber celebró el XV aniversario del lanzamiento de “Paradÿsso” con un concierto muy especial junto a la Orquesta de Cámara de Siero (O.C.A.S.) y nosotros no nos lo quisimos perder.

A continuación nonamed nos cuenta cómo fue la cita.

 

 

Aviso: esta crónica puede verse influenciada por la resaca musical que padezco en este momento.

Toda esta historia comienza con el anuncio de un concierto sinfónico de Sôber, uno de los grupos que me introdujo en esto del metal. “Sinfónico” suena a algo que está de moda, por lo que, en un principio, no me seducía. Pero Sôber es un grupo único, y a medida que iban desgranando detalles, las dudas se iban disipando. Nos ofrecieron un aperitivo en diciembre en el Hard Rock Café del que me fui muy contento.

Salí de casa ilusionado. Y cuando llegué al Palacio de Congresos de Madrid, la ilusión se transformó en estupor. Pasé acreditado, con pulsera, y me asomé al patio de butacas mientras esperábamos a que nos recogiera la organización (más tarde hablaré de esto) y nos llevara a nuestros sitios. Aquello era impresionante. Lleno de lujo por todas partes. Tres lonas gigantes que posteriormente proyectarían vídeos, un escenario blanco cubierto de pétalos rojos. Cada detalle cuidado a la perfección. Estaba claro que lo que allí íbamos a vivir iba a ser un evento difícilmente igualable.

Mientras sonaba la intro, los miembros de la orquesta OCAS bajaron por las escaleras cubiertos con capas y capuchas, como si de monjes se trataran, y dando un aire entre gótico, místico y algo terrorífico, fueron situándose en sus puestos. Después salieron los miembros del grupo y el concierto comenzaba. Todos de negro, resaltaban sobre el escenario, y los cuatro músicos estuvieron continuamente con un foco sobre ellos haciendo que brillaran como verdaderas estrellas. Manuel Paz, fue otro de los grandes protagonistas de la noche, ya que como director de la orquesta supo llevar a todos sus músicos con auténtica maestría.

El concierto abría, sorprendentemente, con “Una Vida por Exprimir” con un punto menos de fuerza que su versión en estudio, y que personalmente no supe entender. No todo el concierto fue así, por supuesto. En estos casos siempre hay temas que suenan mejor y otros que no logran llenarte. Esto es cuestión de gustos. Temas como “Mis Cenizas”, “Lejos” (con recuerdo a Alberto Madrid) o en especial “Hemoglobina” sonaron de lujo. Otros como el propio “Paradysso” quizás aportaba poco, ya que su versión original ya es bastante melódica. Todo el sonido estaba cuidado al detalle y es que además, el recinto tiene esa acústica que nunca puede conseguir una sala de conciertos. Y aunque Sôber no es un grupo que se mueva excesivamente sobre el escenario, tenían espacio más que suficiente para esto y más. Quizás podría haber esperado alguna colaboración, pero estaba claro quiénes eran los protagonistas de la fiesta. Ellos y OCAS. Además de todo el disco “Paradysso” que era el homenajeado, tocaron temas como “El Hombre de Hielo”, “Blancanieve”, “Vacío” o “Superbia”. Pero otro de los momentos álgidos del concierto fue en “Estrella Polar” donde Carlos Escobedo, bajó del escenario únicamente acompañado de la orquesta y se paseó por el patio de butacas, haciendo las delicias de un teatro prácticamente lleno.

Por supuesto, después de dos horas de espectáculo, el tema que cerró el concierto fue “Diez Años” su tema más emblemático y que levantó al público de sus asientos. Aunque no era el primer tema que lo hacía. ¿Eché de menos algún tema? Probablemente “Loco”, aunque quizás no era la ocasión.

Creo que todo salió a pedir de boca, incluso Carlos pudo celebrar su cumpleaños por segundo día de la mejor manera posible. Sonido espléndido, montaje muy profesional y de galones, recinto lleno de lujo, escenario cuidado al máximo. “Paradysso” ya tiene el homenaje que se merece y de la mejor forma posible. Ahora toca esperar a la publicación del cd con la grabación del concierto.

Me gustaría resaltar la organización del evento. Desde el primer minuto estuvieron pendientes de nosotros con una gran profesionalidad y nos facilitaron todo el tema de fotografía. Incluso días antes del concierto (nos mandaron un correo con la entrada y un plano del recinto). También quiero agradecer a mis compañeros de otros medios por el respeto que demuestran, ya que, aunque éramos muchos en un espacio muy pequeño, todos conseguimos hacer un trabajo más que digno.

Voy a seguir con esta maravillosa resaca musical, que para quién no sepa lo que es, es cuando termina un concierto pero tú sigues toda la semana recordándolo a base de ponerte y cantar las canciones una y otra vez.

 

Crónica y fotos: Nonamed