Comenzamos la semana repasando los conciertos que hemos disfrutado en las últimas fechas. El Drogas estuvo el pasado viernes en Valladolid y allí estuvo nuestra redactora Miriam, para relatarnos todo lo sucedido.

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El Drogas
decidió traer el pasado viernes 4 de abril su “Demasiado tonto en la corteza tour” a la vallisoletana sala Porta Caeli. ¿Te lo perdiste y quieres saber cómo fue?

Una sala hasta los topes esperaba la puntual aparición en escena de El Drogas y sus chicos. Sin embargo, algo extraño sucedía. Un escenario al más puro estilo Amo a Laura, con baterías en las que se podía leer “Dios te ama” acogía a la versión más religiosa de estos cuatro rockeros, que se hacían llamar Ángel Casto y Los Honestos.

Tras esos católicos teloneros, la esperada elegancia de El Drogas, ataviado con traje, corbata y chistera, se hizo presente en Porta Caeli para deleitar al público presente con un set list de más de 40 canciones y puro rock and roll patrio.

“Cómo son” en su versión eléctrica fue la encargada de dar el pistoletazo de salida, iniciada por El Drogas en soledad, al que se le fueron sumando Brigi Duke a la batería y el Flako y Txus Maraví, al bajo y la guitarra respectivamente. Poco a poco iban suecediénose cada una de las canciones de “Demasiado tonto en la corteza”. Sin embargo, tras “Con tu presencia”, “Sueños rotos “ y “En punto muerto”, de repente el pasado del cantante se convirtió en presente. Así, comenzaban a sonar los primeros acordes de “Las paredes del pozo”, tema que el público no esperaba y que recordó a los ya inexistentes Barricada.

Del mismo modo, un par de canciones de “Y glam” daban paso a una de las canciones más cantadas de este inicio de concierto, “No sé qué hacer contigo”. Y es que está claro que El Drogas no sólo se basa en el presente, sino que cada uno de los proyectos anteriores iban a ir pasando por el grandioso repertorio elegido para la ocasión.

Otro de los momentos destacados de la noche fue la canción “Olvido o rebeldía” dedicada a las marchas negras del sector minero. Con el puño en alto, Enrique Villareal mostraba su homenaje aquellos que luchan por el futuro del carbón. Tras la canción, un sector del público se solidarizaba con la causa al gritar a coro que la mina no se cierra.

Las balas de Matxilanda se iban sucediendo intercaladas con los ritmos más calmados de Alzheimer, como que el caso de “Quién puede verla”, “Collar abandonado” o “Cordones de mimbre” en las que El Drogas decidió colgarse la guitarra acústica. A continuación, varios trallazos fueron cayendo uno a uno: “Demasiado tonto en la corteza”, “Sin reverencias”, “No hay tregua” e incluso “Así” de su faceta como Txarrena. Para “Come elefantes” no dudó en defender que ese desahucio sí que está permitido, a lo que desde el público alguien respondió “viva la república”.

Más de tres horas de directo después, el final se encontraba próximo, ¡pero qué final! “Frío”, “No das pena”, “En blanco y negro”, “Sofokao”, “Víctima” y hasta “En la silla eléctrica” protagonizaron, entre otras, la perfecta traca final de un concierto casi perfecto.

Para cerrar, sería el enérgico Brigi Duke que tanto sudor y energía había dejado a los platos, quien se uniese a las guitarras de sus tres compañeros para despedirse con “Otros tragos”.

A gusto, Drogas, muy a gusto.

Crónica y fotos: Miriam