En abril la mítica banda alemana Blind Guardian nos visitó acompañada de Orphaned Land. Una gira que a su paso por Bilbao nuestro redactor Iribarren no se quiso perder.

¡No te pierdas su relato de la noche!

 

 

Hace tiempo que se anunció la visita de Blind Guardian a nuestro país, y como muchos otros marque este día en mi agenda, no solo porque los bardos son unos de mis grupos preferidos, sino por el especial cariño que tengo a los teloneros Orphaned Land.

Conocí a Orphaned Land a través del documental “Global Metal” de Sam Dunn, y enseguida me interesó su mensaje de paz desde una zona en eterno conflicto, así que empecé a escuchar su música y descubrí una maravillosa mezcla de sonidos de oriente medio con metal extremo y progresivo.

Las puertas de la Santana27 se abrían con un poco de retraso y el concierto también tardo más en comenzar de lo que nos tienen acostumbrados en la sala bilbaína. Los israelíes salieron al escenario ocupando una escasa fila del mismo para atacar “All is one”, canción que da título y abre su último disco. Desde el primer momento el sonido de la batería fue atronador, y la caja se comía ligeramente al resto de instrumentos. Siguieron con “Simple man” con la que cerraron el repaso a su último álbum y prefirieron centrarse en temas más antiguos, quizás porque ya habían presentado el disco en Bilbao hace un año o quizás porque al ser teloneros quisieron dejar de lado los temas más tranquilos de este trabajo.

En cualquier caso siguieron con “Barakah” y “Kiss of babylon”, canciones con las que el público ya abundante empezó a participar en el concierto, espoleados por el frontman Kobi y el batería Matan, que no paraba de levantarse de su kit animándonos a participar en la fiesta. Los guitarras Chen e Idan permanecían más estáticos en sus posiciones, mientras el bajista Uri no paraba de agitar su melena, lo cual unido a su barba le daba un aspecto de bestia salvaje. Siguieron encadenando canciones sin parar prácticamente a tomar un respiro. Con “Olat Ha’tamid” el público se unió con las palmas al grupo, en una de esas canciones que definen lo que es este grupo, con esas melodías provenientes de su tierra de origen que se fusionan con unas guitarras duras y una batería contundente, que ejecutaba ritmos más acelerados.”Birth of the three” fue la siguiente canción de la noche, donde nos encontramos la mezcla de voces guturales y limpias que es capaz de interpretar Kobi y que casi ha desaparecido en su último disco.

Dejaron para el final sus canciones más coreables, y con el público ya en el bolsillo Kobi adelantaba la melodía que quería que cantásemos para “Sapari” o “In thy never ending way”. Introducción que no fue necesaria para “Nora el nora”, seguramente su mayor éxito, con la que toda la sala se puso a botar. Enlazaron esta canción con la parte final de “Ornaments of gold” tal y como acostumbran, momento el cual Kobi aprovecha para presentar a la banda mientras los allí presentes coreábamos y agitábamos las manos al ritmo de la melodía de esta canción.

En resumen un muy buen concierto de los israelíes, solo enturbiado por el excesivo sonido de la batería y la brevedad del mismo dada su condición de teloneros. Pero para mí supone toda una alegría que en comparación con las alrededor de 30 personas (y estoy siendo generoso) que nos acercamos a verles en su propia gira, mucha más gente haya podido disfrutado de su original propuesta.

Tras un descanso para recobrar fuerzas y preparar el escenario se acercaba el plato fuerte de la noche, y la expectación se notaba en el ambiente cuando las luces se apagaron y empezó a sonar la intro grabada de “The ninth wave”, canción que da comienzo a “Beyond the red mirror”, disco que salió a la calle en febrero. Uno a uno los bardos ocupaban sus posiciones sobre el escenario, siendo Hansi el último en entrar en escena. Desde el primer momento el sonido de todos los instrumentos fue excelente, aunque creo que Hansi tuvo algunos problemas con los monitores al principio ya que dio la impresión de no dar alguna nota a la perfección. Si hubo tal problema se soluciono enseguida y el sonido durante el resto del concierto fue impecable, no fallando la voz de Hansi en ningún momento. Para seguir con el concierto escogieron viajar atrás en el tiempo hasta su segundo disco de estudio y nos ofrecieron “Banish from sanctuary”, puro speed metal del que facturaban los alemanes en sus inicios que nos puso a todos a agitar nuestras cabezas.

A continuación Hansi nos presento la siguiente canción hablándonos de la raza de los Noldor, momento en el que varias personas desde el gallinero gritaron “Nightfall”, a lo que el cantante asintió satisfecho. La poderosa voz de Hansi nos introdujo en la historia de “El silmarillion”, en este tema que no necesita de velocidad para tener una gran fuerza, y es que aunque esta canción no invitase a agitar la cabeza al ritmo endiablado que lo hacia la anterior, sí invitaba a alzar nuestros puños y unir nuestras voces a la del cantante alemán.

Después de visitar la tierra media, el grupo nos transportaba a otro lugar de fantasía, la tierra de nunca jamas con la canción “Fly”. Considero esta canción una respuesta a quienes consideran las letras del grupo alemán frívolas o infantiles por tratar temas de fantasía, y es que como decía G.K. Chesterton: “Las historias de fantasía no nos cuentan que los dragones existen, nos cuentan que los dragones pueden ser derrotados” Pero me estoy desviando...”Fly” fue la única representación de “A twist of the myth”, uno de los discos más denostados de Blind Guardian junto a “A night at the opera”, del cual no tocaron ninguna canción. A pesar de ser una canción atípica dentro de la discografía del grupo, el público conectó de igual manera con ella.

La sala ya se había convertido en una fiesta, y Hansi a menudo tenía que interrumpir la presentación de las canciones por los diversos cánticos de los asistentes, e incluso bromeo con un grupo que no paraba de tomar cerveza, hablándoles con algo de sana envidia. La actuación prosiguió con “Tanelorn”, “Prophecies” y “Lost in the twilight hall”, canciones que representan bien la evolución musical del grupo, desde la velocidad pura y dura de “Lost...” a la más sinfónica “Prophecies” de su último disco, pasando por la mezcla de ambos estilos que es Tanelorn”. También se puede presenciar cómo han ido ganando en complejidad, ya que en las canciones nueves el guitarrista Andre se queda clavado en su sitio para no fallar ni una nota, mientras que con canciones más antiguas se permite moverse más por el escenario. En este aspecto el otro guitarrista Marcus era el encargado de alentar al público junto con Hansi, que gracias a su carisma no necesitaba muchos movimientos para encender aun más al público.

Llegaba el momento de la calma, y los pipas acercaron el teclado a la parte delantera del escenario, sacaron banquetas y guitarras acústicas e incluso un pequeño kit de batería, creando un ambiente más íntimo en el que tocar dos baladas, “Miracle Machine” y “A past and future secret”. La primera tuvo una acogida más fría, creo que los bardos han intentado huir su propia fórmula para hacer este tipo de canciones, pero que con esta canción no han hecho clic, ya que fue una de las canciones que fue acogida con más frialdad. La canción que nos cuenta la historia del rey Arturo sin embargo fue mucho mejor recibida.

Tras la calma volvía de nuevo la tempestad, y que mejor canción para volver a ponernos a todos a mil por hora que “Welcome to dying”. Si bien todo el repertorio de los alemanes fue bien recibido, hay que reconocer que las canciones más antiguas, directas y rápidas enloquecían de manera especial al respetable. Para sorpresa de todos en este momento Hansi nos comunicó que era hora de finalizar el concierto, e interrumpido por las quejas presentó “And the story ends”.

Estaba claro que allí quedaba mucha tela que cortar aun, por lo que nadie se movió de su sitio, y al poco fuimos recompensados con “War of wrath”, intro que todo fan de blind guardian se sabe al dedillo y que antecede a “Into the storm”, canción que volvio a transformar la sala en un delirio. No es de extrañar que estas dos canciones hayan sido durante años las elegidas por el grupo para abrir sus conciertos.

Tocaba repasar por última vez su nuevo trabajo, y lo hicieron de la mano del single “Twilight of the gods”, canción que empieza de una manera aceledarísima, mucho más directa que en el álbum, que nos hace agitar las cabezas una vez más antes de llegar al estribillo épico marca de la casa. Para terminar este bis los bardos recurren a uno de sus temas más emblemáticos, “Valhalla”, que como no puede ser de otra manera pone la sala patas arriba. La satisfacción de los miembros del grupo se refleja en sus caras, sobre todo cuando al terminar la canción el público sigue coreando el estribillo varios minutos.

La banda hace un nuevo parón y de nuevo todo el mundo sigue en su sitio, sabiendo que por lo menos nos quedan dos joyas que escuchar. Una vez más una introducción grabada nos vuelve a meter en el concierto, en este caso la de “Sacred Worlds”, otra de esas canciones más sinfónicas de la reciente discografía del grupo que conecta de maravilla con el público.

Las guitarras acústicas vuelven a aparecer sobre el escenario y la gente se da cuenta de lo que viene, la balada por excelencia de los bardos y que precisamente les da el apodo, “The bards song – In the forest”. No creo que hubiese un alma allí presente que no cantase esta canción a pleno pulmón junto a Hansi. Me gusto ver a Hansi interpretar la canción casi en su totalidad, y es que en mi opinión en otras ocasiones que les he visto se apoyó demasiado en el público.

Solo quedaba una canción para terminar la noche, y no por esperada fue menos especial, y es que “Mirror Mirror” es una de esas canciones perfectas de power metal. Desde los primeros acordes la gente empezó a corear y nadie podía quedarse quieto, poniendo la guinda a una gran noche.

Un concierto al que no se me ocurre ninguna pega, con un sonido excelente, una banda dándolo todo sobre las tablas y un público entregado al 100%

Crónica y fotos: Iribarren