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El "40 Years Anniversary Tour" de Helloween llegó el pasado fin de semana a nuestro país en dos exitosas en La Cubierta de Leganés, una cita ineludible para los fans del heavy metal que obviamente no quisimos perdernos y en la que también disfrutamos de Beast in Black.
¿Queréis saber cómo fue la noche? ¡No os perdáis esta crónica!
La resurrección de Helloween es probablemente la más milagrosa que hayan visto mis ojos. Desde la vuelta de dos hombres tan importantes como Kai Hansen y Michael Kiske a la banda, los alemanes se han colocado como una de las bandas más importantes del momento, cabezas de cartel de cualquier festival, llenando recintos muchísimo más grandes y un poder de convocatoria enorme. En España, el reflejo de esto también se nota y pocos días después de anunciar su concierto en La Cubierta del Leganés ya no quedaban entradas, teniendo que ampliar otra fecha más. Nosotros pudimos asistir a la primera, la del sábado 15 de noviembre, primera fecha en nuestro país de la gira que sirve para dos propósitos. El primero, la celebración del 40º aniversario de una de las bandas más influyentes en nuestro género y el segundo, la presentación de su álbum más reciente "Giants and Monsters".
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Pero no todo era Helloween, porque había invitados para abrir los conciertos y no son otros que Beast in Black, otra banda muy conocida y que cuenta ya con una década de trayectoria. Puntuales al máximo, a las 19:30 comenzó a sonar la intro de los finlandeses, que arrancaron con "Power of the beast", una canción que levanta a un muerto. Sin embargo, nada más empezar se ve a la legua la principal crítica a esta banda, que siempre será la misma: tienen tal cantidad de sonidos y efectos disparados que no suena real, parece que todo sea playback. Estamos hablando de una banda sin teclista en la que los teclados muchas veces son el instrumento más protagonista. Y de los coros ni hablemos, casi tapan a Yannis por completo. El debate siempre estará ahí, es una banda disfrutable en directo por su estilo tan accesible, pero a los que renegamos de los disparos nos hace fruncir el ceño. A mí particularmente me da la sensación de ser una banda a la que se le ha ido el personaje un poco de las manos.
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Pero como decía, si te abstraes de esto, es difícil que no te guste un concierto de Beast in Black. Tuvieron una generosa hora para desplegar su repertorio que aprovecharon para presentar su discografía a lo largo de doce canciones como "Hardcore", "Blood of a lion", la hardrockera "Sweet true lies" o la propia "Beast in black". Las que mejor respuesta tuvieron fueron las que tienen estribillos más cantables, "Power of the beast", "From hell with love" y la imprescindible "Blind and frozen". Buena manera de abrir boca para lo que venía, pero tendrían que mirarse lo del directo, creo que ganarían en términos de seriedad y reputación. Quien quiera volver a verlos, tienen la oportunidad el próximo año, donde nos visitarán en su propia gira.
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El público estaba loco por Helloween. Nada más aparecer el telón con el nombre del grupo que tapaba el escenario para ocultar el montaje, el griterío fue generalizado. Y este fue uno de los puntos clave del concierto, todos los que abarrotaron la plaza de toros con una actitud inmejorable. Después de una intro que repasa las publicaciones discográficas, aparecían los 7 músicos para empezar el show con "March of time". No sabéis lo ensordecedora que fue la respuesta de la gente al empezar con un clásico de tal calibre, ¡increíble! Helloween sabe muy bien lo que hace y elegir esta canción para empezar es un acierto total. La siguió la larga y épica "The King for a 1000 years", una de esas que prácticamente nadie esperaría antes de empezar la gira, pero que quedó espectacular. Me gusta mucho ver a Michael Kiske cantar canciones de la época Deris, y esta fue una gran oportunidad.
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Hablando del repertorio, hay que reconocer a Helloween que no se han quedado anclados en el set que hacían en la gira de reunión cambiando dos o tres, sino que le han dado la vuelta metiendo muchas canciones distintas, el orden en el que aparecen dentro del show o los vocalistas que participan, como en "Future world", que sonó muy al principio, desatando la locura, y con ambos cantantes en vez de únicamente Kiske como venían haciendo hasta ahora. En cuanto a la producción, también es la más grande que los he visto llevar. Contaron con varias alturas de escenario, muchos elementos lumínicos, algo de pirotecnia y confeti, una pantalla central enorme con visuales renovados al completo, y pantallas tanto en la parte baja del escenario como en los laterales de la estructura, que mostraban imágenes en tiempo real captadas por las cámaras que había repartidas.
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En los primeros minutos del escenario ya se vio a una banda muy a gusto, especialmente vi a Michael Kiske muy sonriente y simpático con el público, interactuando con las primeras filas y poniéndose ropa que le lanzaron o firmando un vinilo en mitad de una canción. Y Deris también derrochó buen rollo, especialmente en sus intervenciones en español. Ambos cantaron de sobresaliente, por cierto. Tras "This is Tokio", empezaba el bloque en el que se van turnando las canciones y sonaron "We burn", donde apareció el fuego por primera y única vez, la rescatada "Twilight of the Gods", "Hey Lord", para mí muy prescindible, la nueva "Universe (Gravity for hearts)" o "Hell was made in heaven", otra que ha aparecido en esta gira. No nos podemos olvidar tampoco del "Walls of Jericho", del que sonaron las dos más imprescindibles: "Ride the sky" y "Heavy metal is the law", esta vez en momentos distintos y enteras, sin medley.
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Otro punto a discutir es la gestión de las canciones nuevas que vienen haciendo. Al igual que en la gira anterior, tiraron de lo más predecible: los singles y ya. Aunque es difícil hacer un repertorio con tantos discos, queda un poco la impresión de que salen a cumplir a lo fácil, pero realmente son discos muy aprovechables y podrían tirar sin miedo con otras. De "Helloween" no sonó nada y de "Giants and monsters", a parte de las ya mencionadas, "A Little is a Little too much" y "Into the sun", que sonó perfecta y con un trabajo de voces espectacular. Uno se puede pensar que cuando armonizan, Kiske va a hacer siempre las voces agudas, y no es así. El trabajo que hacen los dos, acompañados por Kai y Sascha a los coros, es buenísimo. No se puede olvidar tampoco a Dani a la batería, estratosférico siempre, ni a Markus, que no para, y Weikath, más estático pero con sus caras y gestos característicos.
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Nadie se esperaría tampoco que "I want out" no cerrara el concierto, sino que está en todo el medio del repertorio, al que le sigue un bloque en acústico en el que Kiske y Deris se turnan con la guitarra para cantar trozos de baladas como "Pink bubbles go ape", "In the middle of a heartbeat" o "A tale that wasn´t right", que culmina en eléctrico con el regreso de la banda. Para el final dejan "Helloween", que gana muchísimo en este formato de dos cantantes y las infalibles "Eagle fly free", impresionante, "Power" y "Dr Stein", culminada con el último estribillo de "Keeper of the seven keys", que marca la despedida final.
El de Helloween era un concierto esperadísimo y cumplieron con creces, sin duda uno de los conciertos del año. Enormes, no se puede decir otra cosa.
Crónica y fotos: Luis Martín
